Abuela mía.

Tengo un olor de espesura,
que me llena el alma,
tantos años soñando con molinos,
y encontré sólo pájaros,
tu amor era venda sucia,
la grasa del desaliento,
hoy miro el firmamento,
de tus ojos.

Ya nada da miedo en tu caminar,
desafiante y enérgico,
hoy empiezo a caminar,
sin mas apoyo que mi cielo,
mis años de cebolla y fatigas,
aprendí a borrar de mi mirada,
a pensar que ese espíritu libre,
no era lo que imaginaba.

Oler las primeras lagrimas,
de tu primavera,
beber de tu sabia de árbol,
caduco inmenso, estabas allí,
y no te pude ver,
y apareció ese otro ser,
que yo nunca vi,
y me rondaba de amor,
y me susurraba, ¡Basta ya!

Y respiré profundo de ciénagas,
me comí la ponzoña,
de mi mal querido,
y nació el amor , aquí,
junto a mi pecho,
en mi gatear,
de niño dormido,
de hombre risueño.

Tu pelo, abuela, tu piel,
¿Porque no me lo dijiste?,
que estabas ahí, silenciosa,
soñaba dormir en tu falda,
me coscabas los  sueños del alba,
me contabas historias,
me hacías mas persona que niño,
una canción de amor,
tu ropa oscura, tu moño bajo,
tu pelo ceniza,
tu amor en la llanura.

Tres mandarinas , guachis,
un trozo de bollo,
una onza de chocolate,
una piedra, una vía,
unas huertas, unos juegos de niños,
el sol metamorfoseado en verano,
tu sentada y yo jugando con hermana,
tus reales, tus caramelos,
Mis abuelas
Rosario y Joaquina
mi alma en mil pedazos.










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