Verdad o Ilusión
Siempre que se habla una historia, se habla de un camino, se
habla de un cine, se habla de un viejo, se habla de un fin. Siempre queremos
recordar esos sueños que nunca vivimos pero que realmente hemos sentido como
vividos. Al ser humano no le gusta pensar en esas cosas tremendas ni recordar cómo
es la morfología de una lápida, Nos gusta recordar la niñez, la adolescencia,
la boda, incluso las bodas de oro, embelleciendo la imagen con dos preciosos
ancianos dándose un beso. Es complicado entender la sociedad como la conocemos
a día de hoy.
Yo vivía rodeado de
campo, huertecitas y una vaquería. Era un barrio alejado del mundanal ruido,
quizás pasaría un coche cada media hora o cada hora. Nuestra vida eran los
juegos en la calle. Veníamos del Cole, lavarnos las manos, comer, tumbarnos en
la cama durante la hora de la siesta porque nuestro mundo interior no nos
dejaba tumbar el párpado. Salíamos a la calle, en ella estaba toda nuestra vida.
Nuestra vida estaba tan alejada del plano digital, que lo más parecido a ver
algo no analógico, era girar la manivela de nuestro Super CinExin para poder ver al
pato Lucas moviéndose mediante movimientos espasmódicos. En nuestra época el que
no se manejaba bien, propiamente dicho con las artes manuales, Se le tendría
que dar bien el ajedrez, las matemáticas, o algún deporte de forma espectacular.
En nuestra época, parece mentira que no haya pasado más de treinta años y el mundo
haya cambiado a esta velocidad. En nuestra época todo era tocado, palpado, sentido y manufacturado. Nuestro mundo virtual se reducía al miedo que
sentíamos al hablar de fantasmas. Pero aquel día, la primera vez que vimos
Matrix, nos pareció todo un cuento chino. Y ahora nos encontramos, con unos
niños que nacen con un mundo digital intuitivo, no conciben un mundo sin una
pantalla táctil, Estos pobres lo único analógico que iban a tener sería la
palabra táctil. Miro a mi alrededor y el mundo es como si se volviera en
movimiento inverso. Frente al avance tecnológico, Tenemos algunos insensatos
que no es que se nieguen a quedarse en los años ochenta, sino que quieren volver al día
que Giordano Bruno fue quemado en la hoguera. La Tierra ya da igual si es plana
como si es redonda, porque los valores fundamentales de hermandad, solidaridad,
igualdad han desaparecido. Yo me he criado en un colegio semi franquista, donde nos
hacían poner en fila y cuadrarnos y a mis generaciones anteriores, la de mis
hermanos, que les hacían cantar el cara al sol. Veníamos de salir de un extremo,
para meternos pasado el otro extremo.
Al ser humano no le gusta escuchar palabras tristes como la
muerte, el dolor, el luto. Pero la muerte es parte de la vida tanto como la
vida es parte de la muerte. Pero nacemos, nos desarrollamos, nos educan, y no
nos forman en el camino hacia la muerte. Y diréis, por qué vuelvo a hablar de
este tema, porque cuando se pierden los valores, da igual si te matas delante
de una Tablet, o te matas delante de un fusil. Lo importante de todo esto es lo
que has vivido y lo que se vive detrás de una Tablet todo es mentira.
Siempre que se habla una historia, se ha habla de un niño,
se habla de un sentimiento, de una ilusión. Se habla de una vida real. El Mundo
actual cree que detrás de una Tablet, un móvil, una consola, un ordenador, se
vive real. Cuando yo tenía doce años, nuestra fuente de sabiduría era una
enciclopedia, mis libros de la biblioteca, un profesor, la calle, los amigos de
mi pandilla, mi barrio. Ahora una fuente de sabiduría son bases de datos,
cruzadas, mezcladas, programas informáticos convertidos en inteligencia
artificial donde cada vez que preguntas te responde de manera diferente.
En la Antigua Grecia había unos personajes llamados sofistas, que predicaban palabras vacías sin ninguna intención que la única de llevarse
el dinero sin aportar nada a cambio. Ahora le llaman youtuberos, por regla
general, niños que no saben ni dónde están de pie, y que no valoran el daño que
puede provocar en los demás comunicar informaciones no analizadas, ni valoradas
antes de decirlas. Los chicos de ahora no valoran la originalidad sino el
mimetismo hacia lo que ven de ellos, Hecho muy peligroso que podría provocar en grandes decepciones, tristezas, depresiones, suicidios. Otra vez hablando de cosas que la gente no
quiere oír.
Siempre que se habla una historia, se habla de vivir.
Comentarios